Hidrógeno al volante: el nuevo combustible que impulsa el futuro del transporte
- Ivonne Bladinieres
- 16 jul
- 2 Min. de lectura
Mientras los vehículos eléctricos a batería (BEV) continúan ganando terreno en las calles de todo el mundo, el hidrógeno comienza a posicionarse como una alternativa prometedora para el transporte del futuro. Su potencial es particularmente evidente en sectores donde los BEV enfrentan limitaciones, como el transporte de carga pesada o de larga distancia.
Asia: una apuesta nacional por el hidrógeno
En Asia, el impulso al hidrógeno trasciende lo tecnológico. Japón ha colocado esta fuente de energía en el centro de su visión de desarrollo a largo plazo, promoviendo activamente la creación de una “Sociedad del Hidrógeno”. Esta filosofía ha permeado múltiples sectores, desde la industria hasta el transporte público.
Corea del Sur también avanza con fuerza en esta dirección. Hyundai, por ejemplo, ya tiene en circulación camiones de hidrógeno como el modelo XCIENT y proyecta llevarlos al mercado europeo. Además, el gobierno surcoreano está promoviendo la adopción del hidrógeno en sistemas de transporte urbano, marcando una tendencia que podría replicarse en otras regiones del mundo.
Europa: estrategia climática e infraestructura
El enfoque europeo hacia el hidrógeno está vinculado estrechamente a sus metas climáticas. La región ve en esta tecnología una herramienta clave para descarbonizar sectores donde los autos eléctricos aún tienen dificultades, como el transporte de mercancías por carretera.
Fabricantes como Daimler Truck y Volvo ya están desarrollando camiones propulsados por hidrógeno, mientras se construyen corredores especializados con estaciones de repostaje a lo largo de rutas internacionales, permitiendo que estos vehículos puedan cruzar fronteras sin obstáculos logísticos.
En cuanto a vehículos ligeros, el entusiasmo es más limitado. Aunque marcas como BMW y Renault han presentado modelos experimentales a hidrógeno, el dominio del mercado por parte de los BEV ha relegado esta tecnología a un segundo plano. Aun así, podría tener un papel relevante en situaciones específicas, como viajes de larga distancia donde el tiempo de recarga es un factor crítico.

América del Norte: pasos firmes pero cautelosos
Al otro lado del Atlántico, el avance es más moderado. Estados Unidos y Canadá han centrado sus esfuerzos en el uso del hidrógeno en camiones pesados y algunos nichos de automóviles, sin llegar al nivel de entusiasmo mostrado en Asia o Europa.
Sin embargo, California se ha consolidado como un referente en la adopción de esta tecnología. Desde 2015, el estado ha liderado la instalación de infraestructura, con más de 60 estaciones de hidrógeno operativas y planes para superar las 200 en los próximos años. Estas estaciones se encuentran principalmente en áreas urbanas como Los Ángeles y la región de la Bahía de San Francisco, facilitando el acceso tanto a particulares como a flotas comerciales.
Obstáculos en el camino: el costo del hidrógeno verde
Pese al creciente interés global, la expansión del hidrógeno enfrenta un desafío central: el alto costo de producción del llamado “hidrógeno verde”, que se genera a partir de fuentes renovables y es el único verdaderamente sostenible. Esta barrera económica limita, por ahora, una adopción masiva.
Un futuro compartido
El hidrógeno no busca reemplazar a los vehículos eléctricos convencionales, sino complementar la transición hacia una movilidad más limpia. Su desarrollo, aunque desigual según la región, refleja una tendencia clara: el transporte sostenible del futuro probablemente será una combinación de múltiples tecnologías, adaptadas a distintos usos y necesidades.